¡AY DE MI!
"Entonces
dije: ¡Ay de mí! estoy perdido; porque mis labios son impuros, y vivo entre
gente de labios impuros, y sin embargo he visto al Rey, el Señor
Todopoderoso."
Isaías 6:5
Isaías vio la gloria de Dios y se dio cuenta de lo pequeño e
imperfecto que era. Delante de un Dios tan Santo, no pudo esconder sus errores.
Solo pudo decir: “¡Ay de mí!”.
"Desde que
nací, el pecado ha estado en mí."
Salmos 51:5
El primer paso para restaurar nuestra vida es reconocer que
tenemos la tendencia hacia el pecado y mirar nuestros propios errores.
"Todos
hemos pecado y estamos lejos de Dios."
omanos 3:23
Dios no quiere rechazarnos, quiere por el contrario limpiarnos
y santificarnos
"Si
confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos
limpiará de toda maldad."
1 Juan 1:9
Cuando decimos “¡Ay de mí!” con el corazón hay gran bendición,
cuando admitimos que hemos fallado y nos acercamos a Él, Dios nos da una nueva
oportunidad.
"El que encubre su pecado no prospera; pero el que lo confiesa y se
aparta alcanzará misericordia."
Proverbios 28:13
Esto fue lo que pasó con Isaías: Dios tocó sus labios y lo
limpió. Después, Isaías estuvo listo para cumplir el plan que Dios tenía para
él.
Como reflexión en este día , antes de criticar a otros, miremos
primero nuestro corazón delante de Dios, seamos pacientes y amables, recordando
que nosotros también necesitamos perdón, no confiemos en lo buenos que creemos
ser, sino en lo que Jesús hizo por nosotros.
Oremos:
Padre, reconozco que he fallado y que te necesito.
Perdóname, límpiame y ayúdame a vivir como a ti te agrada, en el nombre de Jesús,
Amén.
Dios te continúe
bendiciendo
Julia Andrea
Bustamante
Comentarios
Publicar un comentario