¿BIEN-DECIR O MAL-DECIR?


Con nuestra lengua podemos bendecir o maldecir. Con ella alabamos a nuestro Dios y Padre, y también insultamos a nuestros semejantes, que Dios hizo parecidos a él mismo. Hermanos, ¡esto no debe ser así! De un mismo pozo no puede salir agua dulce y agua amarga o salada. Tampoco da higos un árbol de aceitunas, ni da uvas un árbol de higos.

Santiago 3:9‭-‬12 TLA


Todos los que decimos llamarnos hijos de Dios debemos usar nuestra boca para bendecir, edificar; deben ser palabras gratas para los oyentes; como conocedores de Dios debemos marcar la diferencia, al relacionarnos con el Señor debemos adoptar su mismo lenguaje y debemos mostrar que verdaderamente somos de su familia.


No empleen un lenguaje grosero ni ofensivo. Que todo lo que digan sea bueno y útil, a fin de que sus palabras resulten de estímulo para quienes las oigan.

Efesios 4:29 NTV


Con la misma boca que se alaba a Dios también se murmura, se daña la imagen o la reputación de las personas; la lengua es un órgano  pequeño pero que puede destilar un veneno tal que daña grandes círculos familiares, laborales, ministeriales o de otra índole.


Y lo mismo pasa con nuestra lengua. Es una de las partes más pequeñas de nuestro cuerpo, pero es capaz de hacer grandes cosas. ¡Es una llama pequeña que puede incendiar todo un bosque! Las palabras que decimos con nuestra lengua son como el fuego. Nuestra lengua tiene mucho poder para hacer el mal. Puede echar a perder toda nuestra vida, y hacer que nos quememos en el infierno.

Santiago 3:5‭-‬6 TLA



Jesús, siempre será nuestro  ejemplo a seguir; cada palabra que salía de sus labios eran llenas de gracia y sorprendía a sus oyentes cada que pronunciaba algo, para muchos era un simple carpintero sin estudio del cuál nunca pensarían que de su boca salieran aquellas palabras.


Todos hablaban bien de Jesús y estaban admirados de las cosas tan bellas que decía. Se preguntaban: —¿No es este el hijo de José?

San Lucas 4:22 DHH94I


De aquí en adelante es mejor BIEN-DECIR que MAL-DECIR


Dios te continúe bendiciendo


Julia Andrea Bustamante


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