DE TRIUNFO EN TRIUNFO
En la vida cristiana, enfrentamos desafíos y obstáculos, pero cuando caminamos con Cristo, Él nos guía de victoria en victoria. Este es un proceso continuo, una jornada en la que, aun en medio de las pruebas, siempre avanzamos hacia la victoria final, porque Jesús ya ha vencido al mundo.
El apóstol Pablo, al escribir a la iglesia en Corinto, nos recuerda esta poderosa verdad:
"Pero gracias a Dios, que en Cristo siempre nos lleva de triunfo en triunfo y por medio de nosotros manifiesta en todas partes la fragancia de su conocimiento."
2 Corintios 2:14 (NVI)
Este versículo resalta que, cuando estamos en Cristo, Dios nos lleva continuamente en un desfile de triunfo. La imagen aquí es la de un general romano que, tras haber ganado una batalla, lidera un desfile victorioso con su ejército y los trofeos de guerra. Así nos lleva Cristo, victoriosos en cada batalla espiritual.
Pero, ¿qué significa esto para nuestra vida diaria? Significa que, sin importar los problemas que enfrentemos, Dios está con nosotros, llevándonos de una victoria a otra. A veces, la victoria no se ve como la imaginamos. Puede no ser la solución inmediata de un problema, sino la fortaleza para atravesarlo con fe.
"Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó."
Romanos 8:37 (NVI)
Este versículo nos recuerda que, a través del amor de Cristo, no solo vencemos, sino que somos más que vencedores. La victoria en Cristo no es limitada ni temporal, sino que es una victoria plena y permanente.
"¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!"
1 Corintios 15:57 (NVI)
Aquí Pablo nos señala que la fuente de nuestra victoria es Cristo. No es por nuestra fuerza, sino por la gracia y poder de Jesús que vencemos.
"Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo."
Juan 16:33 (NVI)
Jesús nos asegura que aunque enfrentemos aflicciones, podemos tener paz y confianza porque Él ya ha vencido al mundo. Su victoria es nuestra seguridad.
Con Cristo, la vida no es una serie de derrotas, sino una marcha continua hacia la victoria. Aunque haya momentos de debilidad o lucha, Dios transforma cada uno de esos momentos en oportunidades para demostrar Su poder y fidelidad en nuestras vidas. Cuando nos sentimos desanimados o derrotados, recordemos que, en Cristo, ya somos más que vencedores y que Él siempre nos lleva de triunfo en triunfo.
Oremos:
Señor, gracias por la victoria que me has dado en Cristo. Ayúdame a confiar en que, aunque enfrente dificultades, Tú me llevas de triunfo en triunfo. Que mi vida sea un reflejo de Tu poder y Tu amor. Amén.
Dios te continúe bendiciendo
Julia Andrea Bustamante
Comentarios
Publicar un comentario