DESDE LAS RUINAS
"Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas."
Salmo 147:3
Hay heridas que nadie ve. Hay
batallas internas que peleamos en silencio, con una sonrisa por fuera, pero con
el alma deshecha por dentro. Tal vez te has sentido invisible, roto, cansado de
mostrar fortaleza cuando por dentro estás gritando por ayuda. Y es ahí, en ese
lugar profundo donde el ruido del mundo no alcanza, donde solo Dios puede
llegar.
Dios no es ajeno a tu dolor. Él
no solo lo ve… lo siente contigo. Su presencia no es una visita superficial. Él
entra donde nadie más quiere entrar: en lo más oculto, en lo más oscuro, en lo
más roto de tu corazón. Y no viene a juzgarte, viene a abrazarte. A
restaurarte. A devolverte la dignidad que las circunstancias, el pecado o las
palabras que otros te han robado.
Cuando el Espíritu Santo toca tu
alma, no solo sientes consuelo… sientes que vuelves a respirar. Esa carga que
llevabas ya no te aplasta, porque ahora la llevas con Él. Y no importa cuánto
hayas fallado, cuán lejos hayas estado, o cuán roto esté tu interior… cuando
Dios pone Su mano, todo empieza a sanar.
"No
quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; hasta que saque a
victoria el juicio."
Mateo 12:20
¿Sabes qué significa esto? Que
incluso cuando te sientes como una caña débil, doblada por los vientos de la
vida… Dios no te desecha. Aun cuando sientes que apenas queda una chispa de fe,
Él no apaga tu luz. Él la aviva. Él ve valor donde otros ven desperdicio. Él ve
propósito donde tú ves ruinas.
"He aquí,
yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré
camino en el desierto, y ríos en la soledad."
Isaías 43:19
Dios está obrando algo nuevo en ti. Aunque hoy te parezca que estás en medio de un desierto seco y sin esperanza, Él promete abrir un camino, hacer brotar agua viva. No estás solo. No estás olvidado. Estás en las manos del Dios que transforma la desolación en jardín. Y donde antes hubo lágrimas, pondrá gozo. Donde hubo muerte, pondrá vida, DESDE LAS RUINAS, El hará algo nuevo.
Oremos:
Señor, toca mi alma como solo
Tú sabes hacerlo. Llega donde nadie más ha llegado. Haz nuevas mis ruinas. Sana
mis heridas. Llena de vida lo que está seco. Derrama Tu Espíritu y hazme saber
que aún hay propósito, aún hay esperanza, aún hay un futuro. Abrazado a Ti,
puedo volver a vivir. En el nombre de Jesús, amén.
Dios te continue
bendiciendo
Julia Andrea Bustamante
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