DICIENDO y HACIENDO
Cuando alguien pertenece al reino de Dios, lo demuestra por lo que hace y no solo por lo que dice.
1 Corintios 4:20 TLA
El apóstol Pablo, en su carta a los Corintios, nos recuerda que el reino de Dios no se trata solo de hablar sobre fe, doctrina o de hacer discursos elocuentes. Más bien, se trata del poder transformador y vivificador del Espíritu Santo en nuestras vidas. Las palabras pueden inspirar, enseñar y guiar, pero sin la obra del Espíritu Santo, carecen del poder para producir cambios reales y duraderos.
Pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabra solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre; como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros
1 Tesalonicenses 1:5
Nuestra vida cristiana debe reflejar la realidad del poder de Dios. Esto se manifiesta en cómo amamos, servimos, y obedecemos a Dios y a los demás. Pidamos al Espíritu Santo que nos llene con su poder para vivir vidas que honren a Cristo.
No basta con compartir el evangelio con palabras; nuestras acciones deben respaldar lo que predicamos, es el fruto que mostramos en nuestro diario caminar el que da testimonio del Señor.
En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!
Gálatas 5:22-23 NTV
Es importante hacernos a nosotros mismos las siguientes preguntas:
¿Estoy mostrando el poder de Dios en mi vida diaria? ¿Mis acciones reflejan el amor y la gracia de Dios?
Debemos además recordar que nuestra fuerza no viene de nosotros mismos, sino de Dios. Confiemos en su poder y busquemos su ayuda en todo momento.
Oremos:
Señor, gracias por recordarnos que tu reino no consiste solo en palabras, sino en el poder transformador de tu Espíritu. Ayúdanos a vivir vidas que reflejen ese poder, para que otros puedan ver tu obra en nosotros. Llénanos con tu Espíritu Santo y guíanos a ser testimonios vivos de tu amor y gracia. En el nombre de Jesús, amén.
Dios te continúe bendiciendo
Julia Andrea Bustamante
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