EL HIJO "BOBO"
“Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.”
1 Samuel 16:7
(RVR1960)
Vamos a imaginarnos que en una familia había varios hijos, pero uno de ellos tenía dificultades para comunicarse y entender. Algunos lo llamaban “bobo”, y sus padres, avergonzados, preferían no sacarlo mucho en público. En reuniones familiares, él quedaba en un rincón. Casi nunca aparecía en las fotos. Era como si lo quisieran esconder.
Pero lo que su familia no veía
era que, cuando ese niño se reía, el cielo se alegraba. Cuando decía palabras
torpes con ternura, su oración era más profunda que mil sermones. Sus gestos
inocentes y su corazón puro eran como incienso para el Señor
Aunque esta historia no aparece de esa forma en la Biblia, si es un ejemplo para comprender la realidad de la
vida y la biblia nos ayuda a entenderla.
“…el hombre
mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.”
(1 Samuel 16:7)
Cuando Samuel fue a ungir al futuro rey, ni siquiera el
padre de David lo consideró digno de ser presentado. Lo escondieron, como si no
tuviera importancia. Pero Dios lo eligió. Así también, lo que el mundo
ignora, Dios honra.
“Queda aún el
menor, que apacienta las ovejas…”
(1 Samuel 16:11)
David fue el hijo olvidado, igual que ese niño de nuestra
historia. Sin embargo, fue el que Dios usó poderosamente. No por su fuerza,
sino por su corazón.
“…le trajeron un
sordo y tartamudo… y le sanó”
(Marcos 7:32-35)
Jesús nunca rechazó a los “diferentes”. Al contrario, los
tocaba, los abrazaba, los restauraba. Él vio tesoros donde otros veían cargas.
“Lo necio del
mundo escogió Dios… para avergonzar a los sabios.”
(1 Corintios 1:27)
Lo que el mundo llama “bobo”, “inútil” o “estorbo”, Dios
puede usar para manifestar Su gloria. Nadie es un error en las manos del
Creador.
¿Qué tal si nos ponemos la mano en el corazón y nos
preguntamos?:
¿He ignorado o menospreciado a alguien por no cumplir con lo que creo es valioso?
¿Hay alguien en mi familia, escuela o iglesia que he preferido no “mostrar”?
¿Y si yo me siento como ese hijo, olvidado o subestimado?
Dios te ve. Dios no
se equivoca. Tú eres valioso, incluso si el mundo no te entiende.
Oremos:
Señor, gracias porque Tú ves más allá de las apariencias. Perdóname si alguna vez desprecié a alguien que Tú amas. Ayúdame a mirar con Tus ojos, a amar como Tú amas. Y si alguna vez me he sentido olvidado o indigno, recuérdame que soy precioso ante Ti, porque soy hecho a tu imagen y semejanza, te he orado en el nombre de Jesús, Amén.
Dios te continue
bendiciendo
Julia Andrea Bustamante
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