EL PODER DE LA HUMILDAD

 


“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte cuando fuere tiempo” 

(1 Pedro 5:6).


La humildad es un principio que va en contra de la corriente del mundo, donde el orgullo y el ego suelen ser exaltados. Sin embargo, Dios valora a aquellos que se humillan delante de Él y reconocen su necesidad de Su guía. Ser humilde no es sinónimo de debilidad, sino de fortaleza, pues requiere valor para poner a otros por encima de uno mismo y confiar en que Dios tiene el control.

Jesús, nuestro máximo ejemplo, nos enseñó que la humildad es el camino hacia la grandeza en el Reino de Dios. 

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 

Filipenses 2:5-8 RVR1960

Aquí Pablo describe cómo Jesús, siendo Dios, no demostró el ser igual a Dios, este acto de humildad lo llevó a ser exaltado por el Padre.

Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;  y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. 

Filipenses 2:9-11 RVR1960

Veamos otro ejemplo bíblico:

En Lucas 18:9-14, Jesús relata la parábola del fariseo y el publicano. El fariseo confiaba en su justicia propia, mientras que el publicano reconocía su pecado y pedía misericordia. Jesús concluye diciendo:

 “Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido”

Lucas 18:14

Esto nos recuerda que Dios ve el corazón y exalta a aquellos que se acercan a Él con sinceridad y humildad.

Como hijos de Dios debemos reconocer nuestra dependencia de Dios: En oración entreguemos nuestras cargas y reconozcamos que todo lo que tenemos proviene de Él 

Para ti, la mejor ofrenda es la humildad. Tú, mi Dios, no desprecias a quien con sinceridad se humilla y se arrepiente.

Salmos 51:17 TLA

Practicar la humildad en nuestras relaciones es un buen punto de partida. , Buscar servir a otros con amor genuino, recordando las palabras de Filipenses 2:3: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo.”

Aceptar la corrección con gracia es otro paso para la humildad, esto nos nos permite recibir la corrección como una oportunidad para crecer.

El oído que escucha las amonestaciones de la vida, Entre los sabios morará. El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma; Mas el que escucha la corrección tiene entendimiento.  El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría; Y a la honra precede la humildad.

Proverbios 15:31-33

Oremos:

Señor, enséñame a caminar en humildad delante de Ti y de los demás. Ayúdame a despojarme de mi orgullo y a confiar en que Tú exaltarás a los que se humillan bajo Tu poderosa mano. Que mi vida refleja el carácter de Cristo, sirviendo con amor y gratitud. Amén.

Dios te continúe bendiciendo 

Julia Andrea Bustamante 


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