EL QUE TENGA OÍDOS...
"El que tiene oídos para oír, oiga."
Mateo 11:15
En la vida cotidiana, estamos rodeados de ruido: tareas, preocupaciones, redes sociales, conversaciones rápidas, y muchas veces, el ruido nos impide escuchar lo más importante. Dios nos llama a ser oyentes atentos, no solo de Su voz, sino también de las personas a nuestro alrededor. Aprender a escuchar implica abrir nuestro corazón y mente, para comprender y discernir la verdad y sabiduría que Dios y otros nos comunican.
Jesús, en varias ocasiones, utiliza la frase "el que tiene oídos para oír, oiga" (Mateo 11:15; Marcos 4:9). No se refiere únicamente a escuchar físicamente, sino a la disposición interna de recibir y poner en práctica lo que oímos. A menudo, oímos, pero no escuchamos con atención o intención de actuar. Dios desea que aprendamos a escuchar Su voz a través de la Biblia, la oración, y las personas que Él pone en nuestro camino.
"Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse."
Santiago 1:19
Aquí Santiago nos enseña la importancia de ser rápidos para escuchar. A veces, nuestra reacción es hablar o actuar antes de entender plenamente la situación. Escuchar con atención nos ayuda a evitar malentendidos y responder con sabiduría.
"El que responde antes de escuchar, cosecha necedad y vergüenza."
Proverbios 18:13:
Este versículo recalca el valor de escuchar completamente antes de emitir juicio o responder. La prisa por hablar o actuar sin haber escuchado bien a los demás o a Dios puede llevarnos a errores.
"Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco, y ellas me siguen."
Juan 10:27
Jesús nos recuerda que como Sus seguidores, debemos aprender a reconocer Su voz. Para ello, necesitamos un corazón dispuesto y una relación cercana con Él. Escuchar a Dios implica tiempo en oración, meditación y la lectura de Su Palabra.
Es importante dedicar unos momentos cada día para la oración en silencio, pedirle a Dios que nos hable.
En nuestras conversaciones también debemos practicar escuchar sin interrumpir ni pensar en la respuesta mientras la otra persona nos está hablando, debemos además meditar en los anteriores versículos bíblicos, pedirle al Espíritu Santo que nos enseñe a escuchar lo que Dios quiere decirnos.
Oremos:
Señor, enséñanos a escuchar con el corazón abierto. Ayúdanos a ser lentos para hablar y rápidos para escuchar, no solo a las personas que nos rodean, sino a Ti. Queremos reconocer Tu voz y seguir Tus caminos. Danos la sabiduría para discernir Tu voluntad y el valor para actuar conforme a lo que escuchamos. Amén.
Dios te continúe bendiciendo
Julia Andrea Bustamante
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