ENFERMEDAD Y PRUEBA
Mas él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Isaías 53:5 (RVR1960)
Cuando la enfermedad o la prueba llegan a nuestra vida, es fácil sentirnos abrumados y solos. Pero la Palabra de Dios nos recuerda que Jesús mismo cargó con nuestro dolor y sufrimiento en la cruz. Su sacrificio no solo nos trajo salvación, sino también consuelo en medio del dolor.
Dios no promete que nunca pasaremos por dificultades, pero sí asegura que estará con nosotros
Aunque tengas graves problemas, yo siempre estaré contigo; cruzarás ríos y no te ahogarás, caminarás en el fuego y no te quemarás
(Isaías 43:2)
En medio de la enfermedad, Él nos sostiene; en la prueba, nos fortalece. A veces, el propósito de estas circunstancias es acercarnos más a Él, refinarnos como el oro (1 Pedro 1:7) y enseñarnos a depender de Su gracia, que es suficiente (2 Corintios 12:9).
Y el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.
1 Pedro 5:10 (RVR1960)
Oremos:
Señor, en medio de esta enfermedad (o prueba), reconozco que necesito Tu paz y Tu fortaleza. Ayúdame a confiar en que Tú estás obrando, aunque no lo entienda. Gracias porque Tu amor me sostiene y porque, a través de Jesús, tengo esperanza. Refina mi fe y úsame para glorificarte, incluso en este dolor. En el nombre de Jesús, amén.
Dios te continúe bendiciendo
Julia Andrea Bustamante
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