¡ENSÉÑAME!
ENSÉÑAME, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad; Afirma mi corazón para que tema tu nombre.
Salmos 86:11 RVR1960
En el anterior pasaje de las escrituras, podemos observar el anhelo del Salmista , su deseo era recibir enseñanza de Dios para poder permanecer en el camino correcto, en la verdad; aquella petición debe ser uno de nuestros motivos de oración; infortunadamente los seres humanos somos tan materialistas y egoístas que pedimos mal, solo para nuestros deleites o pedimos que se haga nuestra voluntad.
Piden y no reciben, porque piden con malos propósitos, para gastarlo en sus placeres.
Santiago 4:3 NBLA
El corazón endurecido del hombre debe ser enseñado por la palabra de Dios, solo de esa manera irá siendo moldeado en un corazón de carne y podrá recibir la transformación para cumplir con el llamado que Dios le hizo.
Que mi enseñanza caiga sobre ustedes como lluvia; que mi discurso se asiente como el rocío. Que mis palabras caigan como lluvia sobre pastos suaves, como llovizna delicada sobre plantas tiernas.
Deuteronomio 32:2 NTV
Jesucristo, Maestro por excelencia se deleita en instruirnos, su sabiduría está a disposición todo el tiempo, lo único que necesita es un corazón que tenga el deseo de aprender, que el mismo clamor que tuvo el Salmista esté en nuestras oraciones.
Dame la sabiduría y el conocimiento que necesito, porque confío en tus mandamientos.
Salmos 119:66 PDT
¿Qué te parece si comenzamos el día pidiendo a Dios que nos enseñe algo nuevo todos los días? que nuestro principal clamor sea ¡ENSEÑAME Dios lo que necesite aprender!
Dios te continúe bendiciendo
Julia Andrea Bustamante
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