GRABADOS COMO EN UN SELLO



"Y las piedras eran, según los nombres de los hijos de Israel, doce, conforme a los nombres de los hijos de Israel, como grabadas como en un sello, cada una con su nombre, para las doce tribus." 

(Éxodo 39:14)

El anterior versículo nos describe la vestimenta del sumo sacerdote en el Antiguo Testamento, específicamente la parte del pectoral que debía llevar sobre su pecho. Las doce piedras preciosas mencionadas representan a las doce tribus de Israel. Cada piedra tenía grabado el nombre de una tribu, de forma que el sumo sacerdote, al entrar en el lugar Santísimo del Tabernáculo, llevaba consigo la representación del pueblo ante Dios.

El pectoral era un símbolo profundo de intercesión. El sumo sacerdote, al llevar estas piedras sobre su corazón, estaba literalmente "presentando" al pueblo de Israel ante Dios. Esto nos recuerda que Dios conoce y valora a cada persona, representada por cada tribu, y está dispuesto a escuchar y cuidar a cada uno de nosotros. De igual forma, Jesucristo, nuestro sumo sacerdote lleva sobre su corazón nuestras necesidades y oraciones.

Por tanto teniendo un gran sumo sacerdote que traspasò los cielos, Jesùs el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesiòn. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse  de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo segùn nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. 

(Hebreos 4:14-16)

Las piedras preciosas, con los nombres de las tribus, simbolizan la presencia continua de Dios entre su pueblo. No solo es un acto simbólico, sino que refuerza la idea de que cada tribu, cada miembro del pueblo de Dios, tiene valor y es importante ante Él. Cuando el sumo sacerdote llevaba estas piedras sobre su pecho, estaba mostrando que no solo el sacerdote, sino que todo el pueblo, estaba constantemente en la presencia de Dios.

Para nosotros, hoy, esto tiene un profundo significado. Jesús también nos lleva ante el Padre, intercediendo por nosotros. Nos recuerda que, a pesar de nuestras dificultades, no estamos solos, porque Él siempre está llevando nuestras cargas y nuestras oraciones ante el Padre Celestial.

“Y Aarón llevará los nombres de los hijos de Israel en el pectoral de juicio sobre su corazón, cuando entre en el santuario, para memoria delante de Jehová continuamente.”
Éxodo 28:29

Este versículo muestra cómo el sumo sacerdote llevaba a todo el pueblo sobre su corazón, representando su intercesión ante Dios.

Jesús, nuestro sumo sacerdote, intercede por nosotros de la misma manera que el pectoral lo hacía con las tribus de Israel. Él lleva nuestras vidas, nuestras necesidades y nuestras oraciones ante Dios.

 “Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de Aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.”
1 Pedro 2:9

Como pueblo de Dios, todos los creyentes son considerados un "sacerdocio real". No necesitamos un sumo sacerdote que interceda por nosotros, porque Jesucristo, nuestro intercesor, ya lo hace.

Dios no nos olvida. Al igual que las tribus de Israel eran recordadas continuamente en la presencia de Dios por medio del pectoral del sumo sacerdote, nosotros somos recordados constantemente ante Dios a través de la intercesión de Jesucristo. Él nos lleva en su corazón y ante el Padre en cada momento de nuestra vida. En tiempos de dificultad, debemos recordar que no estamos solos; Jesús intercede por nosotros.

Oremos:

Señor, gracias porque al igual que las tribus de Israel fueron representadas ante Ti a través del pectoral, Tú también intercedes por mí a través de Jesucristo. Ayúdame a recordar que en todo momento estoy en Tu presencia y que mis necesidades están siendo llevadas ante Ti por medio de Su sacrificio. Fortalece mi fe y confío en que Tú siempre estarás cuidando de mí. En el nombre de Jesús, Amén.

Tu y yo somos para el Señor como esas piedras GRABADAS COMO EN UN SELLO en su Corazón.

Dios te continúe bendiciendo

Julia Andrea Bustamante

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