¡HAZLO, ANTES DE ORAR!
Cuando estén orando, primero perdonen a todo aquel contra quien guarden rencor, para que su Padre que está en el cielo también les perdone a ustedes sus pecados.
Marcos 11:25 NTV
La anterior es una recomendación que nos hace el Señor a todas las personas que nos acercamos a Él en oración. En nuestro diario caminar, es posible que haya personas que nos ofendan o que nosotros ofendemos con o sin intención; lo importante es saber que cuando nos acercamos al trono de Dios, debemos estar dispuestos a perdonar a aquellas personas que nos han agraviado, pues de lo contrario no recibiremos perdón y adicionalmente perderemos la comunión con el Señor.
Recordemos que el perdón no es un sentimiento, sino una decisión, un mandamiento que el Señor nos está diciendo que debemos cumplir.
No debemos esperar "sentir" deseo de perdonar, nuestro corazón es engañoso y nos hará recordar las ofensas, es importante dejar atrás las cosas del pasado y renunciar a los derechos de estar enojados, los principales afectados seremos nosotros mismos.
No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas.
Isaías 43:18 RVR1960
El Señor nos ha regalado su perdón, aunque hemos ofendido su nombre de diversas maneras; nos justificó siendo culpables, por eso no debemos retener el perdón a ninguna persona.
Te invito a leer la siguiente ilustración que nos dejó el Señor sobre el perdón
Por lo tanto, el reino del cielo se puede comparar a un rey que decidió poner al día las cuentas con los siervos que le habían pedido prestado dinero. En el proceso, le trajeron a uno de sus deudores que le debía millones de monedas de plata. No podía pagar, así que su amo ordenó que lo vendieran —junto con su esposa, sus hijos y todo lo que poseía— para pagar la deuda. »El hombre cayó de rodillas ante su amo y le suplicó: “Por favor, tenme paciencia y te lo pagaré todo”. Entonces el amo sintió mucha lástima por él, y lo liberó y le perdonó la deuda. »Pero cuando el hombre salió de la presencia del rey, fue a buscar a un compañero, también siervo, que le debía unos pocos miles de monedas de plata. Lo tomó del cuello y le exigió que le pagara de inmediato. »El compañero cayó de rodillas ante él y le rogó que le diera un poco más de tiempo. “Ten paciencia conmigo, y yo te pagaré”, le suplicó. Pero el acreedor no estaba dispuesto a esperar. Hizo arrestar al hombre y lo puso en prisión hasta que pagara toda la deuda. »Cuando algunos de los otros siervos vieron eso, se disgustaron mucho. Fueron ante el rey y le contaron todo lo que había sucedido. Entonces el rey llamó al hombre al que había perdonado y le dijo: “¡Siervo malvado! Te perdoné esa tremenda deuda porque me lo rogaste. ¿No deberías haber tenido compasión de tu compañero así como yo tuve compasión de ti?”. Entonces el rey, enojado, envió al hombre a la prisión para que lo torturaran hasta que pagara toda la deuda. »Eso es lo que les hará mi Padre celestial a ustedes si se niegan a perdonar de corazón a sus hermanos.
Mateo 18:23-35 NTV
¿Ya perdonaste a tu ofensor?
¿Ya pediste perdón a quien ofendiste?
¡Hazlo, antes de orar!
Dios te bendiga
Julia Andrea Bustamante
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