LA SUFICIENCIA DE DIOS
¡no me des pobreza ni riqueza! Dame solo lo suficiente para satisfacer mis necesidades. Pues si me hago rico, podría negarte y decir: «¿Quién es el Señor?». Y si soy demasiado pobre, podría robar y así ofender el santo nombre de Dios.
Proverbios 30:8b-9 NTV
Estos versículos provienen de los dichos de Agur, un hombre consciente de sus propias limitaciones y dependiente de la sabiduría de Dios. Su oración es un ejemplo poderoso de humildad y dependencia.
Lo que Agur le pide al Señor es que no le de pobreza ni riquezas, sino sólo el pan de cada día, reconoce los peligros tanto de la abundancia como de la escasez. Con riquezas, existe la tentación de volverse autosuficiente y olvidar a Dios. Con la pobreza, existe la tentación de actuar deshonestamente para sobrevivir.
En nuestra vida diaria, en lugar de buscar la riqueza o preocuparnos por la escasez, debemos confiar en que Dios proveerá nuestras necesidades. Esta actitud nos ayuda a mantener una relación saludable con Dios y a evitar las trampas de la avaricia o la desesperación, debemos saber que Dios conoce lo que verdaderamente nos hace falta.
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
Filipenses 4:19 RVR1960
Oremos:
Señor, ayúdame a vivir una vida de integridad y a confiar en tu provisión diaria. No permitas que las riquezas me alejen de Ti, ni que la pobreza me lleve a deshonrarte. Dame el contentamiento y la paz que provienen de depender completamente de Ti. Amén.
Dios te continúe bendiciendo
Julia Andrea Bustamante
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