¡LLENA TU GOMER! Y ¡GUARDALO!
Y la casa de Israel lo llamó Maná; y era como semilla de culantro, blanco, y su sabor como de hojuelas con miel. Y dijo Moisés: Esto es lo que Jehová ha mandado: Llenad un GOMER de él, y guardadlo para vuestros descendientes, a fin de que vean el pan que yo os di a comer en el desierto, cuando yo os saqué de la tierra de Egipto. Y dijo Moisés a Aarón: Toma una vasija y pon en ella un gomer de maná, y ponlo delante de Jehová, para que sea guardado para vuestros descendientes.
Éxodo 16:31-33 RVR1960
Para poder entender lo que el Señor quiere decirnos, vamos a ver lo que significa la palabra GOMER en este pasaje bíblico; según el diccionario se refiere a la décima parte de un efa (22 litros) o sea (2.2 litros), en hebreo: Omer) significa: gavilla. Un gómer es la medida promedio que una persona podía comer durante un día. Era la provisión diaria. En medidas bíblicas, un gomer era 1/10 del efa (Exo. 16:36).
Entendemos por la palabra y por devocionales anteriores que el Maná era la provisión que Dios le daba a su pueblo Israel para continuar el camino hacia la tierra prometida, además es tipología del Pan de Dios que es Jesucristo y su palabra.
Con la anterior definición podemos entender entonces que Dios quiere que el alimento del cielo sea guardado para nuestros descendientes, que ellos puedan ver lo que nosotros hemos conocido del Señor; los descendientes a los que se refiere el Señor son todos aquellos hijos biológicos o espirituales que nos ha colocado en el camino, es el legado que queda después de nuestro paso por esta tierra, es tener muy bien guardado todo aquello que verdaderamente es valioso, es tener un depósito como un tesoro para poder compartir y que sea guardado de generación en generación, al guardarla el Señor se encargará de hacer que nuestra descendencia sea multiplicada, es un pacto que el Señor ha hecho con nosotros si seguimos fieles a su llamado.
Y este es mi pacto con ellos —dice el Señor—. Mi Espíritu no los dejará, ni tampoco estas palabras que les he dado. Estarán en sus labios y en los labios de sus hijos, y de los hijos de sus hijos, para siempre. ¡Yo, el Señor, he hablado!
Isaías 59:21 NTV
Es nuestro deber hablar, enseñar, repetirles y vivir la palabra a nuestros hijos biológicos o espirituales que el Señor nos ha encomendado.
Debes comprometerte con todo tu ser a cumplir cada uno de estos mandatos que hoy te entrego. Repíteselos a tus hijos una y otra vez. Habla de ellos en tus conversaciones cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalos a tus manos y llévalos sobre la frente como un recordatorio. Escríbelos en los marcos de la entrada de tu casa y sobre las puertas de la ciudad.
Deuteronomio 6:6-9 NTV
LLenar y guardar nuestro Gomer es permanecer en la cobertura de Dios, es estar en comunión con su presencia, es comer del Maná que bajó del cielo cada día, es retener la palabra leída, atesorarla, es hacerla florecer, es mantener la provisión a aquellos que van tomando nuestro lugar y continuar el legado que les dejamos, es extenderse hacia la meta de la eternidad con el Rey de Reyes y Señor de Señores.
¿Estás llenando y guardando tu Gomer?
¿Qué esperas para empezar?
Dios te continúe bendiciendo
Julia Andrea Bustamante
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