LLUVIA Y ROCÍO
Como el rocío que cae suave sobre la hierba, como la lluvia que empapa la tierra sedienta, así quiero que mis palabras caigan sobre ustedes: frescas, vivas y llenas de vida.
Deuteronomio 32:2
Moisés describe la Palabra de Dios como el rocío y la lluvia que nutren y renuevan. Así es la Biblia: no es un discurso pesado, sino un mensaje que llega al corazón para darnos esperanza, corrección y consuelo en el momento preciso.
Como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven allá sin regar la tierra así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que cumplirá mi voluntad.
Isaías 55:10-11
Dios compara su Palabra con la lluvia que siempre cumple su propósito. No importa si estamos secos o cansados; cuando leemos la Biblia o escuchamos su voz, ella actúa en nosotros, aunque no lo veamos de inmediato.
No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Mateo 4:4
Jesús nos recuerda que la Palabra de Dios es tan esencial como el alimento. Así como el rocío revive la hierba, la Biblia revive nuestro espíritu. No la descuidemos; es nuestro sustento diario.
¿Estás pasando por un desierto emocional o espiritual? Deja que la Palabra de Dios sea como rocío en tu vida. Ábrela cada día con humildad, y verás cómo trae frescura a tus luchas y dirección a tus pasos.
Oremos:
Señor, haz que tu Palabra caiga hoy sobre mí como lluvia fresca. Que me nutra, me corrija y me llene de tu paz. Amén.
Dios te continúe bendiciendo
Julia Andrea Bustamante
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