¿LO CONOCES?

Lo primero que hay que hacer para adquirir sabiduría es honrar al Señor; conocer al Santo es tener inteligencia.

Proverbios 9:10 NBV‬

Este versículo nos enseña que el temor de Dios, que es reverencia y respeto por Él, es el comienzo de la sabiduría verdadera y querer CONOCERLO es para inteligentes

El Señor dice: No se enorgullezca el sabio en su sabiduría, ni el poderoso en su poder, ni el rico en su riqueza. Sientan orgullo sólo de esto: de CONOCERME BIEN y COMPRENDER que yo soy el Señor que exige vivir de manera justa y actuar siempre con rectitud, de saber que mi amor es firme, y que así me gusta ser.

Jeremías 9:23-24 NBV‬

En el anterior texto también encontramos que lo más valioso es entender y conocer al Señor, quien es misericordioso, justo y lleno de amor; es buen momento para reflexionar, qué tanto conocemos al Señor ¿será que solo conocemos una Religión? ¿Estamos verdaderamente interesados en entenderlo y conocerlo como Él es?

Y esta es la vida eterna: que te CONOZCAN a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

S. Juan 17:3 RVR1960‬

Jesucristo mismo nos enseña que la vida eterna es conocer a Dios y conocerlo a El. Este conocimiento va más allá de lo intelectual, implica una relación personal y transformadora.

Es más, todo lo considero una pérdida comparado con el supremo valor de CONOCER a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo he perdido todo y lo considero basura, con tal de ganar a Cristo y encontrarme unido a él. No quiero la justicia propia que viene de obedecer la ley, sino la que se obtiene por la fe en Cristo. Esa es la justicia que viene de Dios y está basada en la fe. Lo he perdido todo con tal de CONOCER a Cristo, de experimentar el poder de su resurrección, de tener parte en sus sufrimientos y de llegar a ser semejante a él en su muerte.

Filipenses 3:8-10 NBV‬

El apóstol Pablo nos muestra que conocer a Cristo implica un compromiso total, renunciando a TODO lo que nos aleja de Él.

Estos textos nos revelan que entender y conocer al Señor va más allá de una mera comprensión intelectual, implica una relación personal, una reverencia profunda y un compromiso de vida.