MANZANAS DE ORO
"Manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene."
Proverbios 25:11
Este proverbio ilustra la belleza y el valor de una palabra bien dicha. Comparar una palabra adecuada con una "manzana de oro en una bandeja de plata" nos muestra que no solo el contenido de lo que decimos importa, sino también el momento y la forma en que lo expresamos. Las palabras sabias y apropiadas tienen un impacto positivo que va más allá del instante, dejando una huella profunda en los corazones y las mentes.
"La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos."
Proverbios 18:21
Nuestras palabras pueden levantar a alguien o derribarlo. Una palabra dicha en el momento adecuado puede dar ánimo, consuelo, sabiduría, o puede causar daño si no es cuidadosa. Esto nos recuerda que debemos tener en cuenta el poder que tienen nuestras palabras para influir en los demás.
"Tiempo de rasgar, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar."
Eclesiastés 3:7
La sabiduría no es solo saber qué decir, sino cuándo decirlo. Una palabra dicha en el momento correcto puede marcar la diferencia entre sanar o herir, entre reconciliar o dividir. Es importante discernir los tiempos y no apresurarnos a hablar sin meditar.
"El hombre se alegra con la respuesta de su boca; y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!"
Proverbios 15:23
Cuando una palabra se dice con bondad y en el momento correcto, produce gozo tanto en el que la dice como en el que la recibe. La amabilidad en nuestras palabras refleja el carácter de Dios, quien siempre nos habla con amor y paciencia.
¿Cómo están nuestras palabras reflejando el carácter de Dios? ¿Nos tomamos el tiempo para pensar antes de hablar y asegurarnos de que nuestras palabras edifiquen en lugar de destruir? Al igual que una MANZANA DE ORO en bandejas de plata, nuestras palabras pueden ser preciosas y valiosas si las usamos con sabiduría y en el momento oportuno.
Oremos:
Señor, ayúdame a usar mis palabras con sabiduría, a discernir el momento adecuado para hablar y a que mis palabras sean siempre edificantes y llenas de gracia. Que lo que salga de mi boca sea como una manzana de oro en una bandeja de plata, que dé ánimo, amor y paz a los que me rodean. Amén.
Dios te continúe bendiciendo
Julia Andrea Bustamante
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