¡NO HABLES MAL!

 



Hermanos, no hablen mal de los demás. El que habla mal del otro, o lo critica, es como si estuviera criticando a la ley de Dios, o hablando mal de ella. Lo que ustedes deben hacer es obedecer la ley de Dios, no criticarla.

Santiago 4:11 TLA


El Señor, a través de su siervo Santiago, nos enseña una de las maneras de obedecer su ley;  la prudencia en nuestros labios le da honra y a la vez nos hace felices a nosotros mismos al cumplirla.


Pero el que no olvida lo que oye, sino que se fija atentamente en la ley perfecta de la libertad, y permanece firme cumpliendo lo que ella manda, será feliz en lo que hace.

Santiago 1:25 DHHDK


Los seres humanos tenemos la tendencia de hablar más de la cuenta, nos convertimos en jueces, sin saber la dimensión de lo que Dios verdaderamente conoce; nuestra boca es en muchas ocasiones la que nos hace caer en pecado, la murmuración, el chisme, lanzar juicios en contra de nuestro prójimo no es nada agradable delante de Dios, Él nos dió el poder para controlarla por medio de su Santo Espíritu.


Todos cometemos muchas faltas. ¿Quién, entonces, es una persona madura? Solo quien es capaz de dominar su lengua y de dominarse a sí mismo.

Santiago 3:2 TLA


Es maravilloso estar libre de conflictos, tener dominio al hablar nos va a evitar una cantidad de dificultades.


Quien tiene cuidado de lo que dice nunca se mete en problemas.

Proverbios 21:23 TLA


Si ésta ha sido la debilidad en la que hemos estado cayendo, es tiempo de detenernos a reflexionar, no somos jueces, recordemos que el único Juez es nuestro Señor.



Hermanos, no sigan hablando mal los unos de los otros. El que habla en contra de su hermano o quien juzga a su hermano está hablando en contra de la ley y está juzgando a la ley. Si tú juzgas a la ley, no estás siguiendo lo que ella dice y te conviertes en juez.

Santiago 4:11 PDT



Dios te continúe bendiciendo


Julia Andrea Bustamante




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