NO TE ALEGRES DE ESO

 


 "No te alegres cuando caiga tu enemigo, y no se regocije tu corazón cuando tropiece."

Proverbios 24:17

Este versículo nos invita a reflexionar sobre nuestra actitud hacia los demás, incluso hacia aquellos que nos han hecho daño o que consideramos enemigos. Dios nos llama a tener un corazón compasivo y humilde, evitando el regocijo cuando otros experimentan dificultades, incluso si creemos que es merecido. 

A menudo, cuando alguien que nos ha hecho daño sufre una caída o fracaso, podemos sentir una satisfacción momentánea o un sentimiento de "justicia". Sin embargo, este versículo nos recuerda que como hijos de Dios, nuestra actitud debe ser diferente. No debemos alegrarnos de las desgracias de los demás, pues esa no es la manera en la que el Señor obra. Dios nos llama a tener un corazón lleno de gracia, incluso hacia quienes nos han hecho mal.

"Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen."

Mateo 5:44

Este versículo refuerza la enseñanza de Proverbios 24:17 al mostrar que Jesús nos llama no solo a evitar el regocijo en la caída de nuestros enemigos, sino a amarlos y orar por ellos. Nuestro amor debe reflejar el amor de Dios, que es incondicional y busca el bien de todos.

"No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber; pues haciendo esto, amontonarás ascuas de fuego sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal."

Romanos 12:19-21

Aquí se nos enseña a confiar en que Dios hará justicia a su tiempo. No es nuestro deber tomar venganza ni desear el mal de otros. Al contrario, somos llamados a hacer el bien, incluso a quienes nos hacen daño. Al mostrarles misericordia, demostramos que no estamos siendo vencidos por el mal, sino que estamos actuando conforme al carácter de Dios.

"Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes."

Santiago 4:6

Cuando nos alegramos de la caída de otros, estamos mostrando orgullo, creyendo que somos mejores o más justos. Santiago nos recuerda que Dios da gracia a los humildes y resiste a los soberbios. Humillarnos y mostrar compasión es la manera en que recibimos la gracia de Dios.

Debemos examinar nuestros corazones y asegurarnos de que no guardemos rencor o deseos de venganza hacia nadie. Si nos encontramos en una situación donde alguien que nos ha hecho daño sufre una dificultad, no debemos alegrarnos. En cambio, debemos orar por esa persona y pedirle a Dios que nos ayude a actuar con amor y gracia. Dios nos llama a ser diferentes, reflejando el amor que Él nos ha mostrado.

Si ves caer a tu enemigo, 
¡NO TE ALEGRES DE ESO!

Dios te continúe bendiciendo 

Julia Andrea Bustamante 

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