ODRE Y VINO


Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro SE CONSERVAN JUNTAMENTE.

Mateo 9:16-17 RVR1960‬


En el Antiguo Testamento, los odres viejos eran recipientes de cuero utilizados para almacenar vino. Con el tiempo, los odres se volvían rígidos y se agrietaban, lo que los hacía inútiles para contener vino nuevo, ya que se fermentaría y los odres viejos se romperían.


En contraste, los odres nuevos eran flexibles y podían expandirse para adaptarse al vino en proceso de fermentación. Jesús utiliza esta imagen para ilustrar que no podemos recibir la plenitud de la obra de Dios si mantenemos corazones cerrados y rígidos, como los odres viejos. Necesitamos estar dispuestos a ser transformados, a recibir la nueva vida que Dios quiere dar.


De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 

2 Corintios 5:17 RVR1960‬


Al ser nueva creación en Cristo, lo viejo que hayamos vivido queda atrás para que podamos vivir lo nuevo con Él. Por lo tanto, la enseñanza de los odres viejos y los odres nuevos nos invita a estar abiertos a la obra transformadora de Dios en nuestras vidas, a dejar atrás las actitudes y comportamientos antiguos que nos impiden crecer en nuestra fe, y a permitir que Dios haga algo nuevo en nosotros, de esa manera se mantendrán conservados los dos EL ODRE Y EL VINO.


¿Quieres ser un nuevo Odre?


Dios te continúe bendiciendo 


Julia Andrea Bustamante 




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