PENSAMIENTOS EN CAUTIVERIO
“...llevando
cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.”
2 Corintios 10:5b (RVR1960)
¿Cuántas veces al día pasan pensamientos por nuestra mente que no vienen de Dios? Inseguridades, temores, comparaciones, enojo, duda, etc. A veces ni los notamos, pero van sembrando ansiedad, tristeza o cualquier otro tipo de sentimiento o emoción en nuestro corazón, lo principal que se anida es confusión, lo contrario de paz.
La Biblia nos llama a hacer algo
radical: llevar cada pensamiento cautivo. ¿Qué significa esto? Significa
no dejar que nuestra mente ande sin rumbo, sino someter nuestros
pensamientos al filtro de la verdad de Cristo.
Imaginemos que nuestros pensamientos son
como globos que vuelan libres. Si no los cogemos, pueden alejarse con el viento
del miedo o la mentira. Pero si los amarramos a la verdad de Dios, no se irán,
sino que quedarán bajo control, bajo obediencia, bajo la luz de Cristo.
Cuando un pensamiento de
condenación llegue, debemos responder con la gracia de Dios.
Cuando la ansiedad toque a nuestra puerta, recordémosle que Jesús es nuestra paz.
Cuando la duda nos abrace, recordemos que Su Palabra es firme.
Nuestra mente no es tierra de nadie. Le
pertenece a Jesús.
¿Cómo llevar nuestros pensamientos
cautivos?
Seamos conscientes de lo que pensamos.
¿Este pensamiento nos acerca a Dios o nos aleja? Usemos la Palabra para filtrar lo
que pensamos.
“No
os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento...”
Romanos 12:2
Digámosle al Señor: “Esto está en mi mente, pero no quiero
que tome control. Lo someto a ti.”
“Por
nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios… y la paz de Dios… guardará vuestros
corazones y vuestros pensamientos.”
Filipenses 4:6-7
Alimentemos nuestra mente con lo que
edifica y honra a Dios.
“Por
lo demás, hermanos… todo lo verdadero, todo lo honesto… si hay virtud alguna,
si algo digno de alabanza, en esto pensad.”
Filipenses 4:8
Señor Jesús, te entrego mi mente. Ayúdame a discernir los
pensamientos que no provienen de ti y a traerlos cautivos a tu verdad. Enséñame
a pensar lo que tú piensas, a ver lo que tú ves, y a sentir lo que tú sientes.
Que mi mente sea un lugar de paz, esperanza y obediencia. En tu nombre, amén.
Dios te continue
bendiciendo
Julia Andrea Bustamante
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