RINDIENDO CUENTAS
Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
S. Mateo 12:36-37 RVR1960
De acuerdo con el texto de las escrituras, para el Señor Jesús las palabras que salen de nuestros labios tienen demasiada importancia, pues ellas harán que nos justifiquen o nos condenen, para esto es importante saber el contexto de lo que el Señor estaba hablando en este pasaje de las escrituras, en el cual nos menciona las palabras que fueron lanzadas en contra del Espíritu Santo (Blasfemia).
Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será este aquel Hijo de David? Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios. Jesús dijo: Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada.
S. Mateo 12:22-24, 31 RVR1960
Las palabras de rechazo y de incredulidad a nuestro Señor, atribuirle un milagro o favor a un dios falso, decir que Dios es responsable de un mal, es Blasfemia contra el Espíritu Santo; Dios por todos los medios se da a conocer, es evidente con sus señales, prodigios y llamado a la humanidad; sin embargo aún existen personas que se dedican a lanzar palabras desafiantes y de rechazo al dador de la vida, incluso colocan en duda su existencia y niegan la Salvación que nos demostró en la Cruz; todo lo que pronuncian sus labios lo hacen en alta voz queriendo contaminar a muchos; lo anterior es demasiado delicado, pues ante los ojos de Dios no tiene perdón, por eso seremos justificados o condenados.
Hoy tenemos la fortuna, el privilegio de creer, confesar con nuestros labios que Jesucristo es nuestro Señor, atribuirle a Él todos los favores que recibimos, y decirle que es bueno y Santo, si nuestras palabras son con un corazón sincero, nuestras palabras nos justificaran, ¡alabado sea su nombre!
Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.
Romanos 10:8-11 RVR1960
¡Nuestras palabras nos justificarán o nos condenarán!
Dios te continúe bendiciendo
Julia Andrea Bustamante
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