SEMILLA EN BUEN TERRENO



"Pero el que fue sembrado en buena tierra, este es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce un ciento, a sesenta y a treinta por uno". 

Mateo 13:23

Jesús usó muchas parábolas para explicar verdades del Reino de Dios, y una de las más conocidas es la del sembrador (Mateo 13:1-23). En esta historia, Él compara la Palabra de Dios con una semilla que cae en diferentes tipos de terreno. Algunos corazones son como un camino endurecido, donde el enemigo roba la semilla; otros son como terreno pedregoso, donde la fe no tiene raíces; otros están llenos de espinos, que representan las preocupaciones y afanes del mundo; pero el buen terreno es el corazón que recibe la Palabra, la entiende y el fruto.

Dios nos llama a ser ese buen terreno. La semilla de Su Palabra tiene poder para transformar, pero debemos prepararnos para recibirla correctamente.

La oración y la humildad nos ayudan a estar receptivos a la voz de Dios

Esto dice el Señor a la gente de Judá y de Jerusalén: «¡Pasen el arado por el terreno endurecido de sus corazones! No desperdicien la buena semilla entre los espinos.

 (Jeremías 4:3)

Debemos identificar y remover las distracciones, preocupaciones y pecados que impiden el crecimiento

Por lo tanto, ya que estamos rodeados por una enorme multitud de testigos de la vida de fe, quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante. 

 (Hebreos 12:1)

A través de la lectura bíblica y la obediencia, permitimos que la semilla crezca. 

sino que se deleitan en la ley del Señor meditando en ella día y noche.  Son como árboles plantados a la orilla de un río, que siempre dan fruto en su tiempo. Sus hojas nunca se marchitan, y prosperan en todo lo que hacen.

(Salmo 1:2-3)

Dios promete que su palabra que es la semilla dará buenos resultados en su momento.

"Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para lo que la envié." 

 Isaías 55:11

Dios ha plantado su semilla en nosotros. Si la cuidamos, dará fruto abundante, no solo en nuestra vida, sino en la de quienes nos rodean.

Oremos:

Señor, prepara mi corazón como un terreno fértil para recibir tu Palabra. Ayúdame a quitar todo lo que impide su crecimiento y permíteme dar fruto para tu gloria. Amén.

Dios te continúe bendiciendo 

Julia Andrea Bustamante 

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