SIN OCIOSIDADES
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.
(Colosenses 3:23, RVR1960).
En un mundo lleno de distracciones y comodidades, es fácil caer en la ociosidad, en dejar para mañana lo que podemos hacer hoy, o en malgastar el tiempo que Dios nos ha regalado. Pero la Palabra nos llama a vivir con diligencia, a ser buenos administradores de nuestro tiempo, talentos y fuerzas, porque todo lo que tenemos es para honrar a Cristo.
El alma del perezoso desea, y nada alcanza; mas el alma de los diligentes será prosperada.
(Proverbios 13:4).
No nos engañemos, la pereza no solo afecta nuestras manos, sino también nuestro corazón. Cuando dejamos de ser útiles, nuestra fe se debilita, porque Dios nos creó para trabajar y servir con amor.
Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas…
(Eclesiastés 9:10a).
Cada tarea, por pequeña que parezca, es una oportunidad para glorificar a Dios. Ya sea en el hogar, el trabajo o la iglesia, hagámoslo con excelencia, recordando que Él nos ve y nos fortalece.
Andad sabiamente para los de afuera, redimiendo el tiempo.
(Colosenses 4:5).
El tiempo es un regalo que no vuelve. Si vivimos postergando o evadiendo responsabilidades, perderemos bendiciones y daremos mal testimonio. Seamos sabios, aprovechando cada día para crecer, servir y amar.
Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.
(Juan 5:17).
Jesús, nuestro mayor ejemplo, vivió con propósito y entrega. Sigamos Sus pasos, no por obligación, sino por gratitud, sabiendo que nuestro trabajo en Él no es en vano (1 Corintios 15:58).
Oremos
Señor, perdónanos por las veces que hemos sido negligentes o hemos malgastado el tiempo. Ayúdanos a vivir con propósito, trabajando con alegría y sirviendo como para Ti. Que nuestras manos no estén ociosas, sino llenas de buenas obras que glorifiquen Tu nombre. En el nombre de Jesús, amén.
Dios te continúe bendiciendo
Julia Andrea Bustamante
Comentarios
Publicar un comentario