¿SIRVES O TE SIRVEN?


La sociedad suele valorar a quienes son servidos, pero Jesús dio un giro radical a esta idea. Él, siendo el Hijo de Dios, no vino a ser servido, sino a servir, y nos enseñó que el más grande en el reino de los cielos es quien se humilla y se pone al servicio de los demás.

"Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos."

Marcos 10:45

Aquí Jesús es el ejemplo perfecto de servicio. Siendo el Mesías, vino con el propósito de dar y no de recibir. Nos enseña que el servicio a los demás es un acto de entrega y amor.

"Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo..."

Filipenses 2:5-7

Este pasaje destaca la humildad de Cristo, quien, a pesar de su deidad, eligió la posición de un siervo. Nos reta a tener esa misma actitud de humildad y servicio.

"Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis."

Juan 13:14-15

En este acto, Jesús demuestra que el servicio no es solo un ideal, sino una acción práctica. Lavar los pies era una tarea de los siervos, y Jesús mostró que ninguna tarea es demasiado humilde para un seguidor suyo.

Cuando servimos a los demás, reflejamos el corazón de Jesús. Él nos llamó a vivir con un espíritu de servicio, poniendo las necesidades de los demás por encima de las nuestras. En lugar de buscar ser servidos, el llamado es a ser los primeros en extender la mano para ayudar. Al servir, crecemos en compasión, empatía y humildad.

Pregúntate hoy: ¿SIRVO O ME SIRVEN?¿Cómo puedo servir a los demás en mi vida diaria? ¿Cómo puedo reflejar a Jesús en mis acciones?

Oremos:

Señor, enséñame a tener un corazón humilde, dispuesto a servir a los demás como Tú lo hiciste. Ayúdame a ver las oportunidades que me das para ser una bendición en la vida de otros y a seguir el ejemplo que dejaste. Amén.

Dios te continúe bendiciendo 

Julia Andrea Bustamante 


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