UNO

  



Padre, te pido que todos los que crean en mí sean uno, así como tú estás en mí y yo estoy en ti. Te pido que ellos sean uno en nosotros para que el mundo crea que tú me enviaste. Les he dado a ellos la misma gloria que tú me has dado para que sean uno, así como tú y yo somos uno. Yo estaré en ellos y tú estarás en mí para que estén perfectamente unidos. Así el mundo sabrá que tú me enviaste y que tú los amas a ellos como me amas a mí.

Juan 17:21‭-‬23 PDT


La anterior fue la oración que hizo Jesús al Padre Celestial antes de ser entregado, fueron palabras que salieron de lo más profundo del corazón de nuestro Salvador; Él sabía que a partir de ese momento ya no iba a estar en carne y hueso con sus amigos, de ahí en adelante lo iba a hacer por medio de su Espíritu Santo, no solo con los discípulos de aquel entonces sino con nosotros también; aquella era una petición con el propósito de ver a la iglesia unida como si fuera una sola. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo permanecen en completa unidad; Jesús sabía que esa era la clave para mostrarle al mundo el amor de Dios.


Cuando el Señor Jesús regrese por nosotros quiere vernos de esa manera, en un mismo sentir, un mismo amor, una misma unidad, para vivir eternamente y para siempre con Él, en eso es complacido nuestro Dios; así fue expresado además por el apóstol Pablo:


Por tanto, si hay algún estímulo en Cristo, si hay algún consuelo de amor, si hay alguna comunión del Espíritu, si algún afecto y compasión, hagan completo mi gozo, siendo del mismo sentir, conservando el mismo amor, unidos en espíritu, dedicados a un mismo propósito. No hagan nada por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de ustedes considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás. Haya, pues, en ustedes esta actitud que hubo también en Cristo Jesús,

Filipenses 2:1‭-‬5 NBLA


Es hora de dejar las diferencias entre hermanos, es tiempo de permitirle al Espíritu Santo adornar nuestros vestidos en santidad, de esa manera se mantendrán nuestras ropas blancas y podremos levantar manos santas al cielo.


Quiero que los hombres oren en todas partes. Los que levanten las manos a Dios para orar deben vivir para agradar a Dios y consagrarse a él, sin dejarse enojar ni meterse en discusiones.

1 Timoteo 2:8 PDT


Que maravilloso sería que podamos ser canales de unidad en este mundo de guerras y conflictos; que sea constante la súplica al Señor para ver la unidad en la iglesia universal, para que el mundo entero pueda experimentar el amor de Dios.


Les suplico que lleven una vida digna del llamado que han recibido de Dios, porque en verdad han sido llamados. Sean siempre humildes y amables. Sean pacientes unos con otros y tolérense las faltas por amor. Hagan todo lo posible por mantenerse unidos en el Espíritu y enlazados mediante la paz.

Efesios 4:1‭-‬3 NTV


¡Recuerda que somos Uno en el Señor!


Dios te bendiga


Julia Andrea Bustamante

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