UNOS BUENOS CONSEJOS
En fin, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes. Un
1 Pedro 3:8 NVI
El anterior pasaje bíblico fue escrito por el apóstol Pedro, discípulo de Jesús, a quien el Señor le transformó su corazón; pues su temperamento era explosivo, colérico porque le faltaba conocer el amor y la misericordia de Dios; solo cuando pasó por la prueba de fuego al negar a Jesús pudo conocer el corazón de Dios; es por eso que en el texto nos da unos sabios consejos de vida, pues en carne propia vivió una gran transformación y gozó de las bondades al practicarlos:
1. Vivan en armonía unos con otros:
Para esto es útil hacernos una autoevaluación: ¿Cómo es el ambiente donde nos movemos sea en el hogar, el trabajo, el ministerio, con los vecinos, en todo lugar? ¿Tenemos el mismo sentir con los que nos rodeamos?
¡No hay nada más bello ni más agradable que ver a los hermanos vivir juntos y en armonía!
Salmos 133:1 TLA
2. Compartan penas y alegrías:
Todos los seres humanos tenemos emociones y sentimientos; una manera de hacer sentir amado a alguien es precisamente cuando nos identificamos con sus alegrías o sus tristezas, cuando hacemos que esos sentimientos sean igual de importantes para nosotros; de igual forma cuando nosotros nos encontramos alegres o tristes por uno u otro motivo es necesario tener con quien compartir.
Si alguien se alegra, alégrense con él; si alguien está triste, acompáñenlo en su tristeza.
Romanos 12:15 NBV
3. Practiquen el amor fraternal:
Si decimos amar a Dios debemos demostrarlo amando a las demás personas, independientemente de la manera de ser o cómo procedan con nosotros.
Si alguno dice: «Yo amo a Dios», y al mismo tiempo odia a su hermano, es un mentiroso. Pues si uno no ama a su hermano, a quien ve, tampoco puede amar a Dios, a quien no ve. Jesucristo nos ha dado este mandamiento: que el que ama a Dios, ame también a su hermano.
1 Juan 4:20-21 DHH94I
4. Sean compasivos y humildes:
La compasión es sentir lo que siente el otro, es el deseo de evitar el sufrimiento de las otras personas al verlas en esa condición; la humildad es reconocer la verdad acerca de quiénes somos, es reconocer cuáles son nuestras virtudes y nuestros defectos, es además colocar nuestras virtudes para ponerlas al servicio de los demás y pedirle a Dios nos ayude a superar cada defecto. Al unir la compasión con la humildad nos despojamos de quienes somos, nos olvidamos del YO y pensamos en el otro, es buscarle el bien sin ningún tipo de condición, aún hacerlos sentir que son mejores o más importantes que nosotros mismos.
No sean egoístas; no traten de impresionar a nadie. Sean humildes, es decir, considerando a los demás como mejores que ustedes.
Filipenses 2:3 NTV
Dios te continúe bendiciendo
Julia Andrea Bustamante
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