VALENTIA SIN MIEDO
“No temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.”
(Mateo 10:28)
Hemos escuchado en las noticias y específicamente esta semana cómo se cumple la palabra al decirnos que seríamos perseguidos, incluso algunos pasarían por la muerte por causa de Jesús, en el versículo inicial se nos indica que aunque las amenazas externas pueden asustarnos, lo eterno es mucho más importante que lo temporal. Nuestro cuerpo es frágil y pasajero, pero nuestra alma pertenece a Dios. Él es quien tiene la última palabra sobre nuestra vida y nuestro destino eterno.
“El Señor es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?”
(Salmo 27:1)
Dios es luz: ilumina cuando todo parece oscuro.
Dios es salvación: rescata cuando nos sentimos atrapados.
Dios es fortaleza: sostiene cuando ya no podemos más.
Si Él es todo eso para nosotros, ¿qué poder real tiene cualquier amenaza humana sobre nuestra vida?
“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor.”
(1 Juan 4:18a)
El miedo se alimenta de la incertidumbre, pero el amor de Dios es seguro y constante. Cuando entendemos cuánto nos ama, el temor se reduce, porque sabemos que nuestra vida está en Sus manos. Vivir bajo Su amor nos hace libres de los miedos que paralizan.
Oremos:
Señor, gracias porque mi vida está en Tus manos. Ayúdame a no temer a las personas ni a las circunstancias. Enséñame a vivir con valentía, confiando en Tu amor que me sostiene. Amén.
Dios te continúe bendiciendo
Julia Andrea Bustamante
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